CUENTO DE VERANO

                                                                                                            Planteado el 28 de septiembre del 2019.-

Escuche un relato, que me contaron solo a mí, en una siesta perdida en el tiempo, en esos lugares donde tenes la sensación que no existe mas vida humana que la tuya y de la persona que te cuenta.  

Pensando que el asombro es cosas de niños, no podía aceptar tan fácilmente la historia que aquel ser, en aquel lugar me relataba. –

Todo, según él, había acontecido muchos años atrás. Cuando en aquel lar no había más que cuatro o cinco casas. Lo suficiente distantes como no saber que acontecía en cada una de ellas con los seres que la habitaban. El devenir de aquellos hechos, percutieron de tal manera en la vida de aquel que me los describía, tanto que jamás volvió a ser igual, según me dijo, ni él ni su vida. El ser que me relataba se tomaba pausas, no sé si para pensar en aquellos días o era para recordar con precisión o porque aquellos eventos lo afectaban seriamente. –

La razón que fuera, no me importaba demasiado, lo cierto que se tomaba largas pausas, que me incomodaban, no por su presencia ni por su silencio, sino por mi impaciencia en saber el final de la historia.  Era un ser particularmente meticuloso en los detalles, trataba de ser preciso en sus palabras y por sobre todo quería, no sé por qué razón contarme aquella historia, que no le había contado a nadie jamás. –

Allí estábamos, en aquel verano, extremadamente caluroso para mi gusto, en horarios en donde el sol cae como plomo, la estancia tenía aireación, pero desde habitaciones frescas. El entorno era adecuado para sobrellevar aquel relato. –

En esas casas amplias, de más de 100 años de construcción con techos altos, siempre hay un lugar fresco durante el día. –

Jamás pensé que ese ser había andado dando vueltas por el mundo; no una vez, sino varias veces. –

Describirlo es ya una experiencia diferente, alto, sin barba, de unos ojos color indescifrables claros, tan claros y cristalinos como el agua   y una voz sin afecciones que ni indicaba de qué lugar era oriundo.- Él estaba de paso por aquel lugar, por un tiempo, como yo.-  Según me dijo, cada algún tiempo regresaba allí; me aclaro que él no había nacido allí, pero de recién nacido su familia lo había llevado a una de las moradas de  aquel sitio y como había algo enterrado en la cercanía y el volvió  a este lugar, especialmente por ese lugar de entierro.- Lacónicamente respondió: ¡ no ¡ a mi pregunta si estaba alguien querido en el cementerio.-

En el primer viaje al exterior que emprendieron como familia, jamás nadie regresó, salvo él y cada vez, reconoció taciturno, más espaciados los tiempos de regreso. Creo que esa era su razón fundamental en querer contar aquella historia. En algún momento entendí, sin que me lo dijera que el jamás volvería allí otra vez. – 

Mientras bebíamos refresco de granadina, con cubitos de hielo con menta, en esos momentos que en mundo no existe salvo el y yo y los otros ni idea, ni me importaban. Como tampoco importa lo que me relato y le prometí no contárselo a nadie. –

Y he cumplido hasta la fecha. –

                                                                                                                            Plasmado el 17 de mayo del 2024.-

ELEPEEME

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